martes, 15 de mayo de 2007

► Despertar Nº4 (2006)

Espirales doradas sacudiendo el cuerpo; vibraciones internas despertando el alma.

La soledad, ese fantasma, es hoy amiga necesaria, manantial de introspección, dulce regalo de paz. Conexiones olvidadas que nos llaman sin descanso, gargantas etéreas llorando de olvido, de ignorancia sin culpa, de sorda indiferencia.

El confortable refugio de las creencias culturales se desvanece de a poco en el ansia de crecer, de romper con las cadenas de una ciega humanidad, aún durmiendo en la esperanza de un Mesías que no vuelve, mientras busca entre los santos quien resuelva sus problemas, deseando que hagan por ella lo que ella no se atreve.

Dioses del libre albedrío, eso es lo que en verdad somos; intención mental enfocada, pensar que a sí mismo se piensa, proyección de una idea hecha carne en energía coagulada.

Si dejamos que nos digan que nacemos en pecado, que la esencia que irradiamos es motivo de desprecio, no esperemos que la vida nos regale una sonrisa, si un sistema de creencias nos hace indignos de ello.

Dimensiones infinitas fundiéndose en nosotros; simultaneidad perdida en un cerebro que no alcanza; conceptos creados en errores perceptivos, nociones que en contextos más amplios no podrían aplicarse.

Leyes inmutables rigiendo la existencia; leyes simples, abarcables; no las leyes de los hombres, sustitutos temporales; no un cantar de moralistas, tristes ciegos lazarillos que nos fuerzan a caretas, a la tensión de fingir; diciendo que el ser humano lleva el mal en su interior, prohibiéndonos la expresión de los impulsos internos, siendo consecuencia el caos del que dicen protegernos.

Paradigma de control eliminando variables, acotando perspectivas, perpetuando su existencia; encarcelando el alma dentro de roles aprendidos, filtro invisible del mundo, diversidad condenada.

Pobre ciencia enceguecida, absoluta, irrefutable; ignorando realidades por escapar a su método, alegando que no existe lo que no puede imitar, diciendo que sólo es verdad lo que se puede controlar.


Educación globalizada ignorando lo esencial, manejada por aquellos que desean manejarnos; que adoctrinan este mundo condenando a quien cuestiona, ya que no hay dogmas eternos para aquel que evoluciona.

Medios de incomunicación informando lo oficial, obligando a enfocar la mente en el caos y el sufrimiento, repitiendo sin descanso su lavado cerebral, y así impedirnos pensar y enfocar las intenciones, en aquello que deseamos para eso reemplazar.

Lucha eterna en resistir, sin pensar en trascender. Revoluciones de cartón, jóvenes muertes sin logro; opresores y oprimidos representan sus papeles; víctimas-victimarios atrayéndose entre sí, un patrón de pensamiento, dos caras del mismo mal.

La noción de ser humano no cambió en miles de años, y todo en lo que pensemos por ello estará limitado; si vivimos la vida creyendo que en verdad nos arrastramos, jamás miraremos al cielo esperando hallar un hermano.

Hoy, amigos, tengo una urgencia en el alma; no una urgencia religiosa, no el llamado de las armas; el llamado de algo nuevo que nos libre de este engaño, que trascienda sin temores, el concepto de lo humano; y así dejar de esperar en lo viejo soluciones, para lograr finalmente algún cambio verdadero, basado en las creencias de un ser humano nuevo.