viernes, 11 de mayo de 2007

► Pensamiento Nº 6 (1998)

Siendo ya media noche, creo haber estado antes aquí, un día como hoy, con el alma entre las manos, escribiendo sentimientos, sentimientos que piden a gritos una vía de escape; un camino de muerte; un renglón…palabras vacías…

¿Acaso alguien conoció la profundidad de la tristeza? ¿Pudo algún poeta, algún desdichado, ver hasta el fondo de la nada y regresar luego, sumergido en muerte interior? ¿Seré capaz de tocar con mis manos de arcilla el fondo oscuro de la melancolía? Caer y caer sonriendo de dulce locura hasta el final de lo eterno; rasgar con aullidos sordos la débil guarida de mis sueños dormidos; volar vencido hasta tus brazos de humo… Caer y caer; suena bien; suena a sangre y olvido; me recuerda las cosas que nunca comprendí; augura lo que no vive, lo que no muere; resuena en mi cabeza como campanas de entierro. Soñar; soñar que los sueños no mueren, creer que no creemos en nada... Acaso supiera descifrar los mensajes de mi alma; acaso pudiese reírme de la tristeza a carcajadas; patalear de felicidad frente al olvido; burlar la muerte con aplausos de difunto, pero ya ves; soy un pasajero más con destino a lo insondable, consciente de la fragilidad de todo lo que creo poderoso, llorando el destello perdido de tus ojos; sonrisas armadas; besos de dulce compromiso… Si conociéramos la verdad de una mentira; si miráramos al cielo y supiésemos que en verdad alguien, desde allí observa; si destruir no fuera tan fácil…

El silencio puede muchas veces ser amigo; por cierto, es notable la quietud de la tristeza; es como si el mundo no fuese el mundo; todo deja de ser por un instante…

Si tan sólo viese renacer el brillo en tus ojos, tal vez la vida tendría algún sentido, sólo tal vez…