► Despertares (2004)
Hoy, amigos, las barcas olvidadas se mecen en el alma. Hoy, el esfuerzo de pertenecer al sistema, un sistema de gigantes muertos y enanos satisfechos, ha derrumbado los muros, liberando mi mundo interior, sitiado de tristeza fabricada; de frustración necesaria; de inculcada resignación, y muero par el mundo...nazco para mí. Ya no soy útil, mi alma escucha los mensajes, mi cuerpo va perdiendo su forma, no se amolda al espacio predeterminado en los inmensos engranajes...
Rodeado de sombras, soñando la vida, viviendo la muerte, indago sin descanso, sin método, en el lago oscuro de las posibilidades, que un día océano supo ser, y ya no hay peces de colores, no se distingue el canto dulcemortal de las sirenas. En el sitio en que jugaban las hadas, sólo barcos pesqueros, oscuros, tenebrosos; tripulantes de cera rancia por el tiempo, sin canción ni alegría; apatía sorda de la vida urbana curtiendo la piel del alma; doncella hecha marinero; niña vieja durmiendo la vida, postrada en la anciana niñez de ajenas resignaciones; fracasos que nunca vio, frustración heredada; cordones de acero que no se rompen, palabras en piedra que no se olvidan...Arden al viento los velámenes incendiados antes de zarpar; capitanes quemándose en silencio, ni un grito, ni un lamento, solo silencio; un silencio milenario y escondido; silencio de abuelos y padres; silencio de grandes ciudades; de niños postrados, rodeados de sombras, soñando la vida, viviendo la muerte.
Rodeado de sombras, soñando la vida, viviendo la muerte, indago sin descanso, sin método, en el lago oscuro de las posibilidades, que un día océano supo ser, y ya no hay peces de colores, no se distingue el canto dulcemortal de las sirenas. En el sitio en que jugaban las hadas, sólo barcos pesqueros, oscuros, tenebrosos; tripulantes de cera rancia por el tiempo, sin canción ni alegría; apatía sorda de la vida urbana curtiendo la piel del alma; doncella hecha marinero; niña vieja durmiendo la vida, postrada en la anciana niñez de ajenas resignaciones; fracasos que nunca vio, frustración heredada; cordones de acero que no se rompen, palabras en piedra que no se olvidan...Arden al viento los velámenes incendiados antes de zarpar; capitanes quemándose en silencio, ni un grito, ni un lamento, solo silencio; un silencio milenario y escondido; silencio de abuelos y padres; silencio de grandes ciudades; de niños postrados, rodeados de sombras, soñando la vida, viviendo la muerte.
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